El espíritu de la profecía

Sep 6, 2023Reflexión

El espíritu de la profecía, es un término que se encuentra una sola vez en la Biblia. Son las palabras de un ángel que le muestra al anciano apóstol Juan, eventos en los que al parecer, se celebra la salvación. 

Intentaremos proponer alguna idea en relación a este concepto, haciendo un breve análisis textual exegético, más que interpretativo por tratarse de un libro lleno de simbolismos.  Por lo mismo la propuesta no podrá ser en ningún caso concluyente.

Definiciones

Antes de entrar a las consideraciones de los textos bíblicos, se hace necesario conocer definiciones de algunos términos a los que haremos referencia.

Profetas y profecía

En el título encontramos la palabra esencial de este estudio: Profecía; que se define como un “don sobrenatural que consiste en conocer por inspiración divina las cosas distantes o futuras”.

Profeta, consecuentemente, sería la persona hombre o mujer, “llamado por Dios”  y habilitado con ese don para entregar un mensaje de algún suceso distante o futuro, aunque no necesariamente predictivo, para ser transmitido.

En la misma explicación de profecía, encontramos la palabra don, que es un regalo, en este caso, sobrenatural, porque no hay un natural, un humano a quien le sea inherente la capacidad de conocer “cosas distantes o futuras”. Si algún agorero o adivino se  arroga tal pretensión, no es más que un engañador.

Inspiración

Otro término contenido en la aclaración es inspiración; que según un diccionario bíblico, es el método de Dios para influir sobre la mente de los hombres y dirigirlas en el proceso de hacer de ellos canalés de revelación divina. Así, Dios puede influir sobre una persona, sin que necesariamente sea profeta, para hacer de él o ella, un conductor de la revelación divina.

Revelación

Revelación es, en este contexto, el mensaje propiamente tal entregado por Dios, la manifestación de una verdad secreta u oculta. El mensaje, la revelación puede ser entregado de múltiples maneras, unas muy sutiles, como influir en la mente u otras más específicas como las que señala el siguiente texto:

“Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él”. (Números 12:6)

Apocalipsis

Como decíamos al inicio, las palabras del título se encuentran solamente una vez en la Biblia. Están en el libro del Apocalipsis, en medio de un relato de eventos futuros, posteriores a la segunda venida de Jesús. Ante tan magnos sucesos, Juan intenta adorar al ángel, y éste le dice:

“…Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.” (Apocalipsis 19:10)

Esta misma expresión se vuelve a repetir, pero esta vez el ángel le dice: 

“…Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.” (Apocalipsis 22:9)

Adoración

Lo primero que observamos en ambos versos, es que el ángel se considera  un adorador, un  ser creado; de allí que evite recibir la veneración que Juan intenta brindarle.
El testimonio que el ángel está dando y el que los profetas dan en las escrituras es posible, porque han sido inspirados y/o dotados de un don, no porque sean seres divinos.

Testimonio de Jesús

Lo siguiente y central que se lee en el texto es que el espíritu de profecía y el testimonio de Jesús tienen la misma significación.
Esta idea se refuerza en el segundo pasaje cuando el ángel dice considerarse un servidor tal como Juan y sus hermanos los profetas, por una parte, y  “los que guardan las palabras de este libro” por otra parte; diferenciando así dos grupos de personas.

Ambos conjuntos de individuos retienen el testimonio de Jesús. Retener y guardar son sinónimos, por lo que entendemos que ambos grupos cumplen la misma función: conservar, preservar a través de la escritura, la Palabra de Dios.

Entonces, “las palabras de este libro” y el testimonio de Jesús o espíritu de la profecía hacen referencia a lo mismo. A mi entender están señalando a  las Sagradas Escrituras, La Biblia.

Espíritu de profecía

¿Por qué el “espíritu de la profecía, y no la profecía a solas? Nuevamente es el texto del capítulo 22 es el que pareciera tener la explicación: Diferencia a “tus hermanos los profetas” de los que “guardan las palabras de este libro”.

La profecía le es propia a los profetas, pero el espíritu, es en esencia más  abarcante, no los inspira  sólo a ellos, porque la Biblia fue escrita por profetas, pero además, por muchos otros que sin serlo  fueron igualmente inspirados, influidos también por el Espíritu.

Profetas

Estoy diciendo que  un profeta será inspirado, pero un inspirado no necesariamente será un profeta. Probablemente se diferencian por la naturaleza del mensaje  y la forma de recibirlo.
Lo otro interesante es notar que no todo lo que un profeta o un inspirado dicen es revelación divina. El apóstol Pablo lo aclara así cuando dice:

Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone”. (1 Corintios 7:12)

Inspirados

Siendo Pablo un hombre inspirado, que como pocos había experimentado una Teofanía, deja claro que está presentando su posición personal frente al tema que está tratando. Dice expresamente  que no le fue revelado por el Señor.

Esto reafirma lo que hemos venido diciendo, a saber, que no todo lo que una persona inspirada dice, le fue revelado por Dios, pero sigue siendo inspirado, sigue siendo depositario de la confianza del Señor.

Dos conjuntos

Estos son los dos grupos de personas que escriben la Biblia: Profetas e Inspirados.
En la Palabra de Dios encontramos libros, denominados proféticos, y los profetas diferenciados en mayores y menores, dependiendo solamente de la extensión de sus escritos para recibir esta calificación.
Ser profeta era un oficio, estaban apartados y dedicados a eso, tal es así que en el Antiguo Testamento se nos habla de las escuelas de los profetas.

Pero hay muchos otros escritores, que no fueron profetas, como por ejemplo; David o su hijo Salomón, que fueron reyes, Esdras un sacerdote, Mateo un recaudador de impuestos, Pablo, un fabricante de carpas. Y así otros.
No todo en la Biblia son profecías, ni todos los que la escriben son profetas, algunos tienen el don de profecía y otros sin tenerlo escriben porque fueron inspirados; inclusive hay casos excepcionales de personas que sin ser profetas, reciben revelación de Dios, por ejemplo, José y Maria:

“Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino”. (Mateo 2:12)

Confianza

Dios se valió de hombres de su confianza para que su palabra llegase a nosotros. La confianza el vital, por cuanto Dios, en virtud del respeto a la dignidad humana, no manipula ni fuerza la voluntad. De allí que tanto profetas como Inspirados, sean personas comunes, normales con fortalezas y flaquezas.

El Espíritu de profecía, o el testimonio de Jesús, que retienen o guardan sus consiervos o hermanos, quizás en alusión a Mateo, Marcos, Lucas, los evangelistas, y a los profetas, del Antiguo Testamento, porque se circunscriben al parecer, sólo a los escritores de las palabras de “este libro”

En el fin de tiempo

“Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.”(Apocalipsis 12:17)

El escrito precedente, pareciera describir a los creyentes en los tiempos finales, los que fundamentan su fe en los mandatos Divinos  y en su Palabra, la Biblia o el Testimonio de Jesús.

Sola scriptura

Habiendo entendido que los escritos de las Sagradas Escrituras, contenían la Palabra de Dios revelada e Inspirada, el mundo del cristianismo cierra en el año 1546, el canon bíblico y con ello la posibilidad de considerar universalmente otros escritos anteriores o posteriores como inspirados.

Estableciéndose luego el principio de sola scriptura el que  sostiene que solo la Biblia, tal como la conocemos hoy, es la palabra de Dios inspirada, y por consiguiente, la única fuente de autoridad, que por tanto, se debe interpretar por medio de ella misma.

El espíritu de la profecía es la Palabra de Dios que llega a nosotros como la conocemos hoy, gracias al ministerio de profetas y de hombres inspirados por Él.

Un libro de orientación espiritual que nos permite aprender de aspectos teológicos y religiosos muchas veces desconocidos, tergiversados e incluso olvidados. Si bien sus enseñanzas están fundadas principalmente en la Biblia, no tiene un objetivo proselitista, ni busca ser una apología de las enseñanzas de las Escrituras. Así, pretende contribuir a conocer aspectos espirituales reales de la vida diaria, que produzcan paz interior.

Disponible en Amazon en formato físico con envío a todo el mundo y en iBooks en formato electrónico.

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